lunes, octubre 26, 2009

Ilusión

¿Les ha pasado que cuando están en lo mejor del sexo, ven el rostro de la otra persona (en el supuesto que sólo estén follando con una) y se sienten henchidos por una sensación de fogoso enamoramiento?
Es que algo hay en ese minuto de intenso placer, entrega o fugaz calentura, que hace que la persona que tenemos en frente -abajo, arriba, de lado, como sea- se ilumine... y entonces, dan ganas de hacer que ese instante perdure; aferrarnos a esa sensación que es más poderosa y adictiva que otras drogas (si es que los amantes casuales se permiten disfrutar de ella).
El problema, es que después del sexo, la realidad retorna sin sutilezas, y la persona que antes nos parecía maravillosa, vuelve a mostrar su cara real. Las ganas se han saciado, el embrujo se ha ido.
Y luego, apenas se cierra la puerta detrás de uno y la ciudad nos recibe, tratamos (trato) de mirar los rostros de los transeúntes, buscando por fin encontrar en uno de ellos al menos parte de esa ilusión generada en la embriaguez del sexo.

martes, abril 22, 2008

Quo Vadis, Remus

Días atrás tuve una entrevista psicológica. Estaba tratando de parecer lo más relajado y cuerdo posible en la conversa con la especialista, cuando de repente me consulta cómo me veo profesionalmente en diez años más. Uf, me carga esa pregunta. 

Mientras yo daba vueltas sobre la inmortalidad del cangrejo, tratando de ganar tiempo para articular una respuesta que me diera puntos, ella aprovechó una pausa en mi fenicia diatriba para acotar: “me da la impresión que no lo tienes muy claro”. 

¡Auch! Sabiéndome pillado, no me quedó otra que recurrir a todo mi bagaje de encanto personal y rebatir inocentemente:  “parece que sí... Es que así somos los humanistas, medio dispersos”. 

Pero más allá de esta anécdota, lo cierto es que si hago el ejercicio de proyectarme a diez años más, y no sólo en lo profesional, sino como persona, “Yo Remus” en toda mi integridad, pues el resultado es una gran nebulosa. 

Jamás fui muy bueno para hacer ese ejercicio, siempre he preferido imaginarme qué haría si me ganara el Kino, la Lotería o la Polla Gol, cuando este concurso valía la pena (si escucharon un golpe, fue mi caída de carnet). Es decir, las típicas ensoñaciones sobre viajar por el mundo, vivir entre París y Londres, graduarme cum laude en Harvard, etc, etc, etc. Nada concreto, nada aterrizado. 

De hecho, lo más cerca a esa especie de meta que algunos se autoimponen, era la imagen que tenía en mi ingenua adolescencia de contar en el futuro con una linda señora, por lo menos un par de críos regalones y un buen pasar en un bonito barrio de Santiago. Por motivos que cualquier buen lector de este blog ya conoce, ese sueño caducó hace tiempo. 

En realidad ahora me resulta más fácil saber donde NO quiero estar en diez años más; el resto es una abanico de posibilidades. Y esa vaguedad no me complica (salvo cuando me hacen la dichosa preguntita en una entrevista psicológica), porque en cierta medida me siento confiado de mis capacidades y creo que de una u otra forma me las sabré arreglar para estar bien. 

Si medito con más detenimiento el asunto, yo no creo que tenga UN gran objetivo, sino una multiplicidad de pequeñas metas, las cuales por diversos motivos he ido postergando; por situaciones familiares, por comodidad, quizá por miedo al fracaso... probablemente por una mezcla de todo eso y más. Por ello, si logro cumplir algunos de esos objetivos  –y estimo que todavía estoy a tiempo de hacerlo, aunque tampoco me puedo confiar-, estaré satisfecho. 

No soy un tipo desmedidamente ambicioso, aunque sí me gusta destacar en lo que hago. Y para ser sincero, lo profesional siempre lo he visto como un medio para acceder a algo más importante, que es lograr una buena calidad de vida. No me interesa ser exitoso o ganar millones si eso significa vivir con estrés, sin tener tiempo para la familia, los amigos o para disfrutar las cosas que de verdad me gustan. 

Otro hecho curioso, es que tras esfumarse esa visión familiar que tenía años atrás, tipo “Pequeña casa en la pradera” versión urbana, tampoco me he vuelto a imaginar cómo sería una vida acompañado... con un él. 

Osea, me puedo ver con otro hombre a mi lado recostados viendo TV o preparando el desayuno, todo muy en el estilo comercial de Nescafé. Pero un proyecto de vida, en pareja, compartiendo todo eso que implica el día a día, la verdad, no. 

Por el contrario, tiendo a pensar en mí solo. Pero no "solo" en el sentido de abandonando por el mundo y amargado, sino dueño y señor de mi tiempo. 

Quizá eso significa que todavía hay algunas experiencias que siento que necesito vivir, por mi cuenta, antes de estar preparado para tener un compañero. O quizá sea reflejo del temor a comprometerme y aventurarme en algo en lo cual necesariamente voy a tener que salir de mi metro cuadrado de control y protección, y aceptar correr el riesgo que eso implica. 

Cómo sea, ya se verá en su momento. Por ahora prefiero seguir bajo la máxima de Serrat: "se hace camino al andar". Espero que la psicóloga que me entrevistó piense parecido.

domingo, marzo 02, 2008

I love rugby

No tengo idea cómo se suben videos de Youtube al blog, así que les dejo el link para que vean este comercial. ¡Está bien simpático!
Sólo puedo agregar que me encantaría celebrar un tercer tiempo de ese modo.

sábado, febrero 23, 2008

Ingratitud


Da pena ver como una de las mayores actrices que ha tenido Chile, se fue casi sin pena ni gloria. 


Los medios de comunicación, hiperventilados en estos días por cubrir todos los detalles más escabrosos de la mediocre farándula local, con suerte cedieron algunos minutos o páginas para referirse al fallecimiento de Anita González. 


Francamente, no me lo esperaba. No pensé que estuviéramos tan mal. 


Ya sé que los chilenos somos malagradecidos, pero esto fue el colmo. Sobra espacio en todos los canales para repetir hasta el cansancio la presentación de un talentoso pero simple imitador, y se olvidan de las miles de risas que a lo largo de toda su carrera provocó la gran Anita,  con personajes cargados de chilenidad, como la Desideria o doña Rosaura. Si hasta las empelotadas y tontorronas candidatas a reina del festival fueron más importantes.


Y qué decir de nuestras autoridades. Mientras en el funeral de Volodia Teitelboim la Presidenta y sus ministros no tuvieron inconvenientes en hacer de guardias de honor, en la partida de Anita, mujer de personalidad fuerte, comprometida con las ideas de izquierda y constante defensora del mundo de la Cultura -de esa que se escribe con mayúscula-, brillaron por su ausencia.


Así es este Chilito. Definitivamente en algún momento perdimos la brújula.

domingo, febrero 03, 2008

El amigo de mi amigo

Tengo un muy buen amigo de infancia, con el cual, por esas circunstancias de la vida, hemos perdido contacto hace ya varios años. Pero como nuestras respectivas señoras madres se ven casi semanalmente, siempre estoy informado de las novedades referidas a él y a su familia.


Al igual que yo, vive con sus padres, le gusta viajar,  es bastante culto... En resumen, un modelo de hijo tranquilo de familia clase media bien, tradicional y de misa todos los domingo. 


Y también al igual que yo, a sus treintaytantos permanece soltero y sin historial conocido de novias o pololas. No obstante, por las conversas con señora madre, sé que ha sido más carretero que este servidor.


Hace ya unos años apareció un nuevo actor cada vez más frecuente en los reportes maternos: un amigo al cual bautizaremos como "Bruno".


Con Bruno -compañero de trabajo de mi amigo en esos años- se empezaron a juntar para salir a fiestas hasta la madrugada, luego comenzaron a viajar todos los fines de semana a la casa en la playa que tenían los tíos, y desde hace un tiempo suelen tomar vacaciones juntos. Actualmente Bruno almuerza casi todos los fines de semana con la familia de mi amigo y después duerme siesta en su pieza.


Por supuesto, todo esto lo cuenta señora madre con el mismo tono neutro con el que relata las otras novedades de esa familia (tono de "aquí no pasa nada" que también debe emplear la tía al contarle estas cosas). Y yo pongo atención con la misma cara de circunstancia con que escucho sus otros pelam... ejem, historias de familiares, amigos y vecinos. 


Es como una partida de poker en el cual el subtexto es más entretenido que lo que se aprecia a simple vista. Porque si bien los dos hace rato ya que tenemos clara la película, también sabemos que hay cosas de las cuales no se habla, y más cuando afectan a personas que prácticamente consideramos familiares.


La única ocasión en que este diálogo de "hacerse los tontos" se ha roto, fue una vez que mientas señora madre se refería a mi amigo, sus padres y Bruno, mi padrastro soltó en tono jocoso "el yerno".


Inmediatamente señora madre reaccionó como gato erizado, pronunciado un simple "Mario" (nombre de mi padrastro), pero con ese tono que sólo las madres saben emplear, mezcla de reto, llamado de atención, molestia y sensación de incomodidad, con lo cual dejan claro que se ha cometido una falta que rompe la armonía familiar y que esperan que no se repita. Una actitud muy Bree Van De Kamp (la pelirroja de Desperate Housewives, para los que no ubican la referencia).


Yo, claro está, no levanté ni una ceja ante lo dicho, y pasado el exabrupto todo prosiguió como si nada.


Sin embargo, reconozco que hay ocasiones en que me he sentido tentado por interrumpir también los relatos de señora madre sobre mi amigo y su amigo, con algún comentario que implique poner las cartas sobre la mesa, y de esa forma saber cuál es su reacción y qué opina en verdad sobre el tema. Pero de inmediato desisto y sigo escuchando como si nada.


Es que en el fondo los dos compartimos que hay cosas que uno acepta y da por hecho, pero sobre las cuales no se pronuncia. Bruno es un amigo muy cercano, y punto; lo demás no es asunto nuestro.


"Vive y deja vivir" es la consiga que aplicamos, y por ahora creo que es mejor así. Después de todo, por acá también hay ropa tendida.

jueves, enero 31, 2008

A confesión de parte...

Yo a veces soy demasiado ingenuo, rayando en lo aweonao.

lunes, diciembre 24, 2007

Feliz Navidad


Amigos blogueros,
Mis mejores deseos en esta Navidad, que todos disfruten junto a sus familias y seres queridos una celebración llena de felicidad (yo estoy cruzando los dedos para que Santa me traiga el paque..., ejem, el regalo que espero).
Fuera de bromas, ya sea que compartan o no el real motivo de esta festividad, creo que es una buena ocasión para expresar el aprecio que uno siente hacia aquellas personas que considera valiosas. Y aquí en el blog he tenido la suerte de conocer -en persona o virtualmente- un buen grupo de ellas.
Un abrazo grande para cada uno de ustedes.

M.